Fue una sesión psicoanalítica que coqueteó con la autodestrucción y terminó en sublimación. En un alivio. En traumas aún por resolver y certezas de que el camino andado no es incorrecto. Un testarazo lapidario de Hirving Lozano, santo y seña de la Selección Mexicana de Gerardo Martino, aligeró una noche vienesea que amenazaba con nubarrones y tolvaneras. ‘Chucky’ lo intentó de […]