Gonzalo Melero le ha tomado el pulso a la Primera División. El madrileño, goleador disfrazado de centrocampista, ha tomado vuelo en la categoría y ha triplicado sus registros de goles de sus dos primeras temporadas en la élite. No era difícil para él. Melero, de profesión llegador, siete y 17 goles en sus dos años en Segunda con el Huesca, cifras de rematador nato, suma ya seis tantos en lo que va de curso y se ha confirmado como la alternativa, la segunda espada, por detrás de José Luis Morales (13) y Roger Martí (11).
Sus dos primeros años en la élite estuvieron marcados por unos problemas en el pubis que no le permitían liberar todo su fútbol y un evidente proceso de adaptación: primero a la categoría con el Huesca y más tarde a un nuevo entorno con el Levante. Con minutos limitados por sus problemas físicos, 1342 y 1234 en sus primeros dos cursos en la categoría, con dos goles en cada uno de ellos, el ’22’ granota se ha soltado en la máxima categoría. Y todo eso pese a estar dos meses parado por lesión por la rotura de isquiotibiales sufrida en la ida de las históricas semifinales de la Copa del Rey frente al Athletic en San Mamés, precisamente tras marcar el primer gol de la eliminatoria y anotar su séptimo tanto del curso y único en el trofeo copero.
Sin embargo, el madrileño ha regresado a un gran nivel, tanto físico como futbolístico. Paco López ha ido otorgándole minutos poco a poco hasta estar apto para el once. Él ha respondido con dos goles en sus últimas dos titularidades. El jugador, ahora mismo, más en forma del equipo. Él, no obstante, se muestra crítico con el momento del grupo, más allá de lo personal, y ambiciona con dar la vuelta a las sensaciones del final de temporada (el Levante es el único conjunto de Primera que no ha ganado en los últimos cinco encuentros) y, quién sabe, adornar su año de confirmación con algún tanto más.